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Hallan transgenes en maíz mexicano

María Elena Navas

Ahora es oficial. Un estudio llevado a cabo por investigadores mexicanos y estadounidenses encontró transgenes en muestras de maíz silvestre.

La investigación publicada en Molecular Ecology (Ecología Molecular) encontró transgenes en cerca de 1% de unas 2.000 muestras de maíz tradicional tomadas en el sureste de México.

Se espera que el nuevo estudio ponga fin a la controversia que se inició en 2001 cuando por primera vez se informó de la propagación de transgenes en variedades tradicionales de maíz en Oaxaca.

Pero el método de ese estudio publicado entonces en la revista Nature fue tenazmente criticado en Estados Unidos y la investigación fue eventualmente repudiada por la publicación científica.

Ahora la nueva investigación llevada a cabo en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y la Universidad de California, Davis, entre otros centros de investigación, confirma los resultados de 2001.

“Esta controversia y confusión en torno a los resultados ha implicado un retraso muy importante para la bioseguridad de México”, le dijo a BBC Ciencia la doctora Elena Álvarez-Buylla, del Laboratorio de Genética Molecular, Desarrollo y Evolución de Plantas de la UNAM, quien dirigió el estudio.

“Efectivamente hemos corroborado lo que sugerían los datos desde el principio”.

Además, agrega, el nuevo estudio presenta dos datos adicionales.

“Uno, demuestra que los ensayos comerciales que se usan de manera tradicional pueden tener falsos negativos, asegurando que no hay transgenes cuando sí los hay”.

“Y dos, que el muestreo es muy importante porque los transgenes no están esparcidos de manera uniforme en el espacio, sino se acumulan en muy pocas poblaciones”, explica la investigadora.

Esto es importante, dice, porque la única forma de asegurar que los transgenes se encuentran realmente presentes es necesario hacer un diseño de muestreo que tome en cuenta la forma de esparcimiento.

Incertidumbres

En los alimentos genéticamente modificados el ADN de la planta se altera de modo artificial para crear cultivos con propiedades específicas.

En México, donde el maíz es base de la alimentación, existen unas 60 variedades domesticadas y salvajes.

Y para protegerlas el gobierno estableció una moratoria en 1998 sobre la siembra y experimentación de maíz transgénico.

Pero la venta y uso de maíz modificado sí está autorizada en el marco de la Asociación de Libre Intercambio de Norteamérica con Estados Unidos y Canadá.

Y se cree que los transgenes pudieron haberse filtrado de manera ilegal.

Aunque este estudio no analiza los efectos de la contaminación transgénica, otras investigaciones sugieren que ésta podría tener consecuencias a largo plazo para la salud y el medio ambiente.

“El maíz es promiscuo explica la doctora Álvarez es decir, una mazorca se forma a partir de eventos de polinización de una multitud de donadores de polen”.

“Y una vez que está la semilla formada, sus genes pueden viajar largas distancias tanto a través del polen como de la semilla”.

La consecuencia es un “cruzamiento lejano”, es decir, el desplazamiento de transgenes a cultivos convencionales o especies silvestres, y la mezcla de cultivos de semillas convencionales con cultivos genéticamente modificados.

Esto, dicen los expertos, podría tener un impacto importante sobre la inocuidad y la seguridad de los alimentos, principalmente en México, que es un centro de origen y diversidad genética del maíz.

Daño a la salud

Se piensa, por ejemplo, que la introducción de un nuevo gen a una planta puede crear un alergénico que cause una reacción en individuos susceptibles.

También hay temores sobre los riesgos desconocidos hasta ahora de la transferencia genética de alimentos transgénicos a células del organismo o bacterias gastrointestinales, que podrían afectar de forma adversa al ser humano.

Lo cierto, afirma la investigadora mexicana es que, como demuestra este estudio, los transgenes no se pueden contener.

“Y mucho menos pueden coexistir sin contaminar a otras especies una vez que se siembren a campo abierto en un lugar como México, donde, como lo demuestra este estudio, los transgenes pueden pasar a las razas de maíz criollo”.

Estos son maíces mejorados y seleccionados desde hace siglos para que se den bien en ciertas condiciones ambientales y respondan a las necesidades de alimentación de la región.

Por eso, dice la investigadora, la siembra de transgénicos en un centro de origen como México puede tener muchas más consecuencias e incertidumbres que la siembra en otros lugares como Estados Unidos.

“Ésta es una tecnología que puede ser muy virtuosa para la humanidad -dice Elena Álvarez-Buylla- pero necesitamos tener una visión mucho más objetiva de este tema”.

Y agrega que “la bioseguridad tiene que ser parte de las políticas del Estado y por eso es necesario que el gobierno de México asuma la responsabilidad de proteger al maíz como un bien común”.

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