Denuncian la destrucción del Chaco
Según datos satelitales, en 53 días del 13 de febrero al 7 de abril de 2010 se destruyeron 15.489 hectáreas de monte de los cuales en Paraguay se tumbaron casi 15.000 hectáreas.
El Gran Chaco Americano es una región ecológica de más de un millón de metros cuadrados repartidos en los territorios de cuatro países: Argentina (61%), Paraguay (25%), Bolivia (14%) y Brasil (0,1%). A diferencia de Argentina, Bolivia y Brasil, el Chaco ocupa más de la mitad del total del territorio del Paraguay.
En ese Gran Chaco habitan más de 300.000 indígenas que ponen en práctica sus propias formas de vida, lo cual hace que la riqueza cultural y social sea inestimable.
Pese a ser la zona con mayor biodiversidad y boscosidad del continente después del Amazonas, es una de las regiones con mayor nivel de deforestación del mundo.
La región es asediada por ganaderos que expanden sus haciendas y sus hatos y por industrias extractivas que limitan el acceso de las comunidades indígenas a los recursos naturales y violan el derecho a preservar el ambiente donde las comunidades viven desde centenares de años.
Datos alarmantes
Según datos de Guyra Paraguay, una ONG especializada en el tema, en un periodo de 19 días (del 19 de marzo al 7 de abril de 2010) en el Gran Chaco Americano se determinó un total de 7.093 hectáreas de áreas boscosas que registraron cambio a uso agropecuario.
El país con la mayor superficie de cambio en el mencionado período es Paraguay, con un total de 6.656 hectáreas (94% del total), seguido por Argentina, con 436 hectáreas (6% del total). En Brasil y Bolivia, no se registraron cambios en la masa boscosa en el mencionado periodo.
Atendiendo a las cifras satelitales, también se puede constatar que del 13 de febrero al 7 de abril de 2010, en el Chaco paraguayo se destruyeron 14.736 hectáreas de bosque virgen de un extraordinario valor en materia de biodiversidad.
Argentina “sigue” a Paraguay: en el mismo período se tumbaron 1.132 hectáreas. Bolivia con apenas 57 hectáreas destruidas mientras que en Brasil no se registraron cambios.
El monte desaparecido en el Chaco Paraguayo, fue destinado principalmente al cultivo de pastura para cría de ganado vacuno.
“Estamos viendo, con mucha cautela, la manera de frenar la deforestación, pero hay demasiados intereses en juego que presionan en cuanto a los intentos de interponer medidas restrictivas”, le dijo a BBC Mundo Karem Elizeche, directora de bosques del Instituto Forestal Nacional.
“Lamentablemente, una vez que uno intenta tomar medidas, las consecuencias no son a veces las deseadas”, agregó.
Paraguay, que tiene más de la mitad de su territorio en el Chaco en cuyo subsuelo existe un acuífero muy importante, se enfrenta a mayores problemas pues corre el riesgo de desertificación. “Eso se puede convertir en un gran desierto”, aseveró Elizeche.
Límites a la deforestación
“La primera medida rápida es limitar la superficie/año de deforestación, para luego sostener una política de Estado de desarrollo para el país. Hay que decidir a costa de qué queremos desarrollarnos; si queremos aumentar el hato ganadero, como se está publicitando, o preservar los bosques”, dijo Elizeche.
“No se trata de ver esto como una puja entre ‘conservacionistas y productivistas’, sino simplemente hay que observar las imágenes satelitales y constatar cuánto se está deforestando”, agregó.
A diferencia de la región Oriental de Paraguay en donde la destrucción de bosques viene de la mano de la producción intensiva y extensiva de soja, en el Chaco Paraguayo (Región Occidental) son los ganaderos quienes emprenden una tal indiscriminada de bosques.
“Son grandes ganaderos que presentan planes de miles de hectáreas de uso que incluye instalación de pastura para ganado y hasta ahora no es mucha la barrera que se les puede poner”, expresó Elizeche.
Según la ONG Guyra Paraguay, “el Chaco Paraguayo, con más de 14 millones de hectáreas de cobertura boscosa, es el sustento para la vida tradicional de comunidades indígenas, alberga una rica biodiversidad y es un potencial para el desarrollo económico y la seguridad alimentaria del Paraguay y del mundo”.
“Se impone, pues, en primer lugar, limitar la destrucción de los bosques y seguidamente, definir el modelo de desarrollo que se implementará en la región”, dijo finalmente Karem Elizeche.